Un ejemplo del Balanced Scorecard (BSC) ilustra cómo las organizaciones pueden medir y gestionar su desempeño de manera equilibrada. Este marco estratégico abarca cuatro perspectivas clave: financiera, cliente, procesos internos y aprendizaje y crecimiento. Por ejemplo, en una empresa de tecnología, la perspectiva financiera podría centrarse en el ROI y los márgenes de beneficio, mientras que la perspectiva del cliente consideraría la satisfacción del cliente y la retención. Los procesos internos se enfocarían en la eficiencia operativa y la innovación, mientras que el aprendizaje y el crecimiento implicarían el desarrollo del talento y la adquisición de habilidades. Este enfoque integral ayuda a alinear las actividades con la estrategia organizativa y a impulsar el éxito a largo plazo.
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